El sol se levanta entre el horizonte de la inmensidad del mar reflejando su belleza entre el vaivén de las olas del mar. Iluminando un precioso pueblo situado en un paraje inolvidable, para acabar despidiendo el día por entre las bellas montañas que lo rodean.
Así es Altafulla, un lugar increíble ubicado en la provincia de Tarragona.
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Un poco de historia…
Altafulla es un municipio marinero que se ubica en la Costa Daurada, Tarragona.
La presencia de los humanos se remonta a la prehistoria, pero como en el resto de Tarragona, es la época romana la que ha dejado más vestigios y restos del paso de la humanidad en estas tierras.
En la Alta Edad Media, Altafulla era un lugar casi por completo deshabitado, debido a su cercanía al mar y los ataques continuos de los piratas que asolaban el territorio.
Pero fue en el siglo XI, cuando por primera vez aparecen documentos que citan su castillo, cuando la población volvió a estas bellas tierras, ubicándose, durante los siguientes siglos, alrededor de la pequeña villa medieval.
En el siglo XIV el territorio fue comprado por Bernat de Requesens y Llorenç, convirtiéndose así en villa baronial hasta bien entrado el siglo XIX.
Desde entonces, Altafulla ha ido creciendo y asentándose como una población única en la zona. Casi independiente del resto de los municipios que la rodean y con una personalidad única que la diferencia de cualquier otro municipio de Tarragona.
¿Qué ver?
Altafulla tiene tanto por enseñar que el visitante no se cansa nunca de recorrer sus preciosas calles.
El casco antiguo medieval amurallado, denominado Vila Closa, es la parte más antigua. En el año 1998, la Generalitat de Catalunya declaró este conjunto histórico- artístico como bien cultural de interés nacional.
Otro de los lugares más emblemáticos es la plaza del Pou, donde se ubica el edificio porticado del Ayuntamiento que data de principios del siglo XIX. En la misma plaza se ubica un espectacular monumento de los Castellers, esculpido por el artista local Martí Royo.
Cabe destacar, por supuesto, el imponente castillo de los Montserrat que se alza en Altafulla y aparece mencionado por primera vez en el año 1059. Es un castillo palacio de planta poligonal y con torres angulares que, a lo largo de los años, ha ido teniendo modificaciones pero que, a día de hoy, puede observarse con belleza manteniendo sus aires de historia.
Otros lugares de interés es el histórico barrio de les Botigues de Mar, en el que durante el siglo XVIII se fueron construyendo almacenes donde los pescadores guardaban sus útiles de trabajo.
Siguiendo nuestro paseo por Altafulla, llegamos a la villa romana de Els Munts, lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Este lugar, construido en el siglo I d.C, residió Valerius Avitus Caius, gran mandatario de Tarraco, junto a su esposa Faustina. Cabe destacar que este lugar es uno de los conjuntos más importantes de Hispania dentro de su categoría.
Pero la visita a Altafulla no debe detenerse en estos lugares, sino que es de recibo pasear por sus magníficas calles, sus preciosas playas y sumergirse en sus cálidas aguas.
¿Cómo llegar?
Llegar a Altafulla es muy fácil y rápido, ya que al ser un lugar tan emblemático está debidamente señalizado en toda la travesía.
Por autopista, desde Barcelona, a una hora y media, más o menos, llegamos a destino. Y, como hemos dicho, las indicaciones nos guiarán durante todo el trayecto.
Pero si la opción es acceder por las carreteras secundarias, podremos disfrutar de un paisaje maravilloso mientras, de nuevo, seguimos todas las indicaciones. Tardando, quizás, unos 30 minutos más, pero pasando por lugares como el Arco romano de Roda de Bará, un espectáculo digno de ver.
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