En Somrurals somos apasionados incondicionales de la naturaleza, los animales y el aire puro. La sensación de paz absoluta que un bello lugar es capaz de transmitir, la tranquilidad que emana de las propias piedras que conforman un edificio construido hace cientos de años y los secretos que el suave viento susurra al rozar nuestra piel cuando estamos en ellos…
Por ello, compartir con todos nuestros clientes las mejores casas rurales de toda Cataluña es nuestra misión. Para que vosotros podáis sentir, en primera persona, la magia de estar alojados en un lugar de ensueño.
Pero, además, también queremos ayudaros a preparar una estancia maravillosa y divertida. En la que podáis disfrutar de momentos de tranquilidad, historia, conocimiento y relax. Y, por eso, a continuación te hablaremos de un bonito pueblo que no te puedes perder; Beget.
Así que ¡no te lo pienses más y reserva ya tu alojamiento con Somrurals! Te garantizamos que encontrarás lo que estás buscando.

Beget, un pueblo fantasma…
En el término municipal de Camprodón, situado en la comarca de la Alta Garrotxa, en la provincia de Girona, encontramos un pequeño pueblo cargado de belleza, historia y senderos preciosos por los que disfrutar de un bonito día. Beget.
Sus orígenes se remontan a la Edad Media y, afortunadamente, este conjunto arquitectónico todavía conserva todas las edificaciones medievales de piedra y algunos monumentos románicos que lo hacen único y digno de ver.
Las primeras referencias de Beget datan del año 1168 y, durante siglos, la vida de los habitantes de este pequeño pueblo giró, básicamente, en torno a la Iglesia de Sant Cristòfol (siglo X-XIII)
En su época de máximo apogeo, en la que su censo llegó a superar los 1300 habitantes, Beget abarcaba las poblaciones colindantes como Rocabruna, Bestracà y Salarsa, pero poco a poco la modernidad, el paso de los años y la situación de este pueblo medieval, dejó de ser estratégicamente importante, por lo que fue reduciendo poco a su número de habitantes hasta quedar a los poco más de 20 que hoy en día están censados.
¿Qué ver?
La belleza de este increíble lugar reside en todo su conjunto y en la conservación de sus edificaciones medievales que, a día de hoy, todavía se mantienen en pie.
Pero sus estrechas callejuelas, sus monumentos románicos y sus plazas centenarias son, también parte de un todo precioso.
Como pasó en su época más importante, la iglesia de San Cristóbal ( Sant Cristòfol) sigue siendo su principal lugar de interés, declarado Bien Cultural de Interés Nacional.
Aunque algunas zonas de la iglesia se construyeron por el siglo X, pero el conjunto en su mayoría data del siglo XII y XIII. El portal de acceso se alza con cinco arquivoltas y un campanario de 22 metros con cuatro pisos. En el interior pueden observarse tres tallas impresionantes dignas de admirar. La del Cristo Majestad, que data del siglo XII y que cuenta con más de 2 metros de altura. La de la Virgen de la Salud, que pertenece al siglo XIV y que está confeccionada con alabastro policromado y, por supuesto, la majestuosa Pila Bautismal, perteneciente al siglo XIII y que es una de las tallas románicas más bonitas que se conservan, actualmente, en Cataluña.
Pero la visita no acaba ahí. Saliendo de la iglesia, es de obligada visita pasear por el puente medieval, que une los dos sectores del pueblo y que se cree que fue restaurado a mediados del siglo XIV.
Por supuesto, la torre del Reloj es también otro de los puntos obligatorios a visitar. Con su base cuadrada que permite el acceso a su interior a través de una escalera de piedra sostenida por un amplio arco de medio punto.
El senderismo es otro de los grandes atractivos de la zona. Con los que poder deleitarse de las magníficas vistas, paseos, y naturaleza autóctona que, además, nos llevará a la ermita de los Remedios, una pequeña construcción del siglo XVII y XVIII más conocida como la “Capelleta”




¿Cómo llegar?
Beget se encuentra a unos 40 km de Olot y unos 20 km de la frontera con Francia.
Su acceso es a través de la carretera GIV-5223, incorporándose a la C-38 y cogiendo el desvío entre Camprodón y Molló. La salida está bien señalizada, y finaliza con una carretera de curvas que permiten disfrutar de un paisaje magnífico durante 14 km.
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